jueves, 9 de octubre de 2014
Tras el apocalipsis, aprendieron a comunicarse con una especie de rítmico golpeo. Contra las paredes, la chatarra, las maderas, los cristales de las ventanas. Fromaron grupos, buscaban compañía, familias errabundas, sociedades putrefactas. Canibalismo, ternura y decadencia. Su carne nos horroriza, sus modales nos asustan, escapamos de la turba. Somos limpios, diferentes, estamos vivos en nuestra cápsula de sueños. Ellos hablan. Nosotros disparamos.
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