“Este tiempo lo considerábamos nuestro, por gracia de
nuestros amos, y por lo tanto hacíamos uso y abuso de él (…) de lejos, la mayor
parte se dedicaban a actividades y recreos como jugar al balón, pelear, cantar,
bailar y beber whisky, siendo esta último pasatiempos el que estaba más de
acuerdo con el ánimo del amo (…) Las vacaciones son parte de un grosero fraude
(…) lo que se deduce del hecho de que al amo le gusta que el esclavo disfrute
de estos días de tal manera que esté tan feliz de verlos llegar como de que se
acaben. Su objetivo parece ser que al
esclavo le disguste la libertad (…) no solo disfrutan viéndonos beber por
propia iniciativa, también adoptan planes para emborracharnos”
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