Sumergirse en la vida de persona. En los oscuros mecanismos como de juguete abierto en dos, lleno de fuego, de barro ardiente, de cáscaras y muelles y lágrimas y velcro. Sumergirse y esperar el ahogamiento. Contar baldosas. Contar esquinas. Contar lamentos. Redactar esquelas de memoria para cuándo. Esa es la vaina, todo es para cuándo. El goce para cuando, la salud para cuando, el camino para cuando, la carne para cuando, la piel, el latido, el corazón, el entrecejo para cuando. Sumergirse. Sumergirse y esperar el ahogamiento y atravesar el ahogamiento y salir del otro lado y no cambiar. Sumergido en esta vida de persona, como siempre, donde lo malo es el olor.
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