lunes, 10 de junio de 2024

Sabemos lo mismo que ayer, que el año pasado, que hace veinte años. Milenios de obediencia, decepciones y mentiras. Multitudes boqueando como peces en la orilla. Multitudes asustadas porque la suerte es de prestado, porque todo lo que tienes puede serte arrebatado de la noche a la mañana. Y sin embargo mucha gente haciendo cosas. Cosas minúsculas y hermosas que construyen para ser barridas con una orden judicial, en un rugido de uniformes. Nuestro es el territorio de lo frágil. El de construir, sin esperanza, la esperanza. Vivimos una perpetua derrota cultural, los efectos de sumisiones milenarias, vivimos atrapados entre la mala conciencia y el martirio. Cómplices y víctimas.

Lo nuestro es vivir entre la obligación de no dejar a nadie atrás y la certeza de que el precio será alto. De que tu suerte, en este mundo de asesinos, fue robada. De que tus hermosas teorías, tu estrategia a largo plazo, tu relato, no valen para nada si no huelen, si no duelen, si no se manchan. De que la única forma de oponerse a las noticias falsas, son los hechos ciertos. De que te toca perder, da igual como te pongas. Nuestro único futuro es renunciar al futuro. El único enfoque global está en la piel de al lado. Esto va (como siempre ha sido) de carne contra números. De gritos contra números. De dolores contra números. De no dejarse la salud en juegos de carta marcados. De tejer belleza frágil. De la que hiere. De la que te puede costar la suerte. De la que puedan aprender tus hijos.

Vengo del siglo que acabó con una decepción y dos mentiras. Vivo en una fantasía democrática, en una casa embrujada donde nadie ve a los muertos. Un jardín vallado donde la música oculta los disparos, fértil y abonado, como una fosa común. Una rave donde los focos surgen de la torreta de las ametralladoras. Un club de lectura, una asociación de juegos de mesa, una tacita de café, un mercado de beneficencia. Una charca de pirañas de colores. Una galería de héroes disecados. La promesa de un asalto. No tengo esperanza ni futuro. No tengo cielo que asaltar. No tengo dios ni credo. No tengo apenas belleza para dar. No tengo más que ojos, y el compromiso de mirar. No traigo lecciones ni teorías. Ojalá el eco de todos los gritos que hemos sido. Ojalá solo uno más, repitiendo los susurros de las sombras del jardín.

jueves, 16 de mayo de 2024

Todo lo que ya existe. El no-todavía. El aquí-pero-no-ahora. Atusamos el pelo de los gatos y avanzamos hacia la alopecia inevitable. ¿Para qué actuar hacia lo inevitable? ¿Para qué ser actuados? Gimen los goznes de la carreta del trapero, hasta arriba de ideas, carbón, otoño y caracoles. Eternalismo marxista. Sonrisa en la cola del vagón. Un canto a la quietud. Al aquí pero no ahora. A que el tiempo te atraviese, feroz, como el destino.

jueves, 11 de abril de 2024

 aire

quieto el aire

encerrado en las costillas


borrón de pájaros el cielo


entre los labios

ardor y espinas


jueves, 21 de marzo de 2024

Toda esta vida
ahora
polvo blanco en las manos nariz
tráquea
pulmones
papel ajado madera en
descomposición
toda esa vida cenizas
y puntos cardinales
árboles como signos irrecuperables
manos temblorosas
vuelo de pájaros
llegados de la sombra llegados con la
sombra
llegados para la sombra

martes, 13 de febrero de 2024

y regresaré a la costumbre

una casa despierta y ajena
congelada en la espera

la última noche callado avancé
hasta la negación del recuerdo
hasta la imposibilidad del recuerdo
hasta el lugar del mercurio
hasta las palomas de filo mellado
hasta el mar y la escarcha
hasta el saber sin retorno
hasta la tortuga impasible
por el cielo hacia occidente

lunes, 12 de febrero de 2024

la casa sentida en el colmillo ajeno

callar bajo tierra

habitar la idea del muro

(era esto llegar)


martes, 23 de enero de 2024

palomas afiladas en el océano interior

llegadas de lo eterno

donde nada ya te alcanza

miércoles, 17 de enero de 2024

 el mar helado te habita

cualquier hora es el filo


la herida es la sustancia


dulzura extrema de un grito

gélida celebración de nada


miércoles, 10 de enero de 2024

Todo caído afuera. El temblor, el tañido, el estallido, el rumor, el silencio, la luz, la penumbra caídos. Ya no ser nada sin orden, sin esperanza de orden, sin esperanza de tiempo, de cordura, de simetría. Todo caído. La seguridad caída, la fragilidad caída, el espectáculo caído, la razón caída, la frontera caída. Todo escombros, hechizo, disolución. Corrientes granulares, cuentas de cristal, versos, música de cámara, ciervos, oleaje, danza de los muertos, decadencia pixelada, tic tac de los relojes digitales, restallar de cañerías, habitaciones inundadas. Relámpago en el laberinto, besos afilados de la asfixia, la única salida es hacia adentro.

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