El sueño esculpe extrañamiento en las laderas y tu rostro fragmentado aflora en bajamar. Las olas mezclan, borran, cavan, esparcen y dibujan tu lugar para los pájaros. Ningún abrazo es la bahía.

Ardía la araña y el invierno desangrado entre las piedras color hambre. Postales y oraciones, vientre, inercia, penitentes azotados en el sueño del caimán.

Habitar el vértigo.

La riada.

El espacio entre los miedos.

Catálogo de afectos enterrados, cárceles en disolución, caos, rituales, intersticios, segunderos, guillotinas. 

Ausencia omnipotente. 

Procesión de anestesiados. 

El tiempo pare jaulas.

Hablar de una tierra abierta hacia el crepúsculo. 

La tarde y el abismo. 

Azul y miel y fuego y vientre de garcilla. 

Fragmentos. 

Aleteo. 

Disolución.

 Era el silencio, crecía, temblaba, ardía, se agitaba, brotaba en angustia de los intersticios de la roca, era un incendio adentro, una explosión adentro, una cárcel, un desierto, un mar, un sol adentro, una palabra inevitable, una sucesión de visiones infinita, un rotor desengranado, el final que era el principio, el adiós que devoraba a sus hijos, el insecto, el pantano y el volcán. Era sangre a voz en grito. Astillas. Vertederos. Asteroides. Era la ausencia de recursos. El sí mismo arrinconado. La intranscendencia del espíritu. De allí la fuerza. De allí la calma. De allí la nada autárquica.

 Exhausto, privado de espirales, espíritu de escarcha. 

zeitgeist: detonado cinturón de aburrimiento. burbujas de escayola. 

avanzamos por el muro. alfabeto plateado. caracol.

Habitar la negación

ser el ángel

de la ausencia

y las aristas

Nada que tenga que ver contigo, con el fuego contenido de las rocas, con el final deshabitado, con la parábola del ave que bucea en noche extraña.

Lo último que voy a ser

(después del silencio)

(después el silencio)