No eran de mar, eran de cielo, y sus cantos desangraban las paredes. Crecía la yedra en la garganta de los yonkis y el infierno era el espasmo y la quietud. Todo alrededor escombros y naufragios, frases inconexas, nidos de ametralladora, vestigios del olvido en la batalla, cenagales de la infancia. Perros, serpientes, ratas, dioses liminares. Adentrarse en la vida a través de la riada, el estanque, el muro, los ahogados, la inocencia, el alcohol, el desempleo, las navajas. Escritura torpe en paredes de extrarradio, zonas de exclusión, civilización de droga y plástico y detritos. Naturaleza transmutable del espectro.
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