Caminar y saber que están ahí, en cualquier penumbra, dormidos, soñando formas geométricas que se combinan para darle forma al exterior. Triángulos, pentágonos, tetraedros, icosaedros, ángulos, fractales… Caminan entre las brumas del amanecer buscando algún refugio, se acuestan bajo las piedras, entre las ruinas, en coches abandonados, en casas perdidas, en propiedades de nadie. Entre el sueño y la muerte, nos imaginan. Las formas imposibles se combinan en arcadias efímeras, infiernos fugaces, conciencias en caída libre, material perecedero. Aquello que llamamos vida, la tensión superficial de la materia onírica.