Como si en verdad temiera al tigre la mano se demora en el aire y escucha con atención, en el lance le va la vida, el alma, los delirios del hombre en el camastro, la fuga tóxica en la perfecta geometría del espacio, en la excitante sensación de saber que todo, inesperadamente, se transforma al contacto con el discurso de los locos, con la piel del animal.
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