Trazar signos sobre el fuego con la yema de los dedos, sigilos sobre la piel azul y evanescente. Abrir puertas que no son, estancias que no son, incendios que no son y sin embargo el fuego, el fuego cuando te atreves, el incendio cuando te atreves elevándose en remolinos de sabiduría que se pierde y ya no está, ya no es, que ya tú, yo, sí. El aroma de azahar. El sonido que no ahora pero aquí, de metal contra la tierra, de los surcos inundados, de la fuerza y de la huida, de piel quemada, perros flacos, sol de agosto. Piel perfecta de los ecos.
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